lunes, 30 de enero de 2012

Miami Vice


Feb. 4 - 2008

Egregio Macho Rico,

Acabo de descubrir tu blog y el de tu mujer. Encojonado tu artículo sobre el periodismo. Claro, con la agravante de que pasa lo mismo con la prensa "cubana" del exilio, si se le puede llamar cubano al Herald. Allá por lo menos hay tres periódicos. Aquí te tienes que empujar uno solo y dirigido además por una tropita de atildados muchachitos que en Cuba no hubiesen llegado ni a redactores de mesa del periódico de Cienfuegos. Ni qué decirte del mundo editorial. ¿Mundo? ¿Editorial? Ese mismo epigrama que tanto te gusta (y a mi también, valga la vanidad) fue excluido de la edición miamense del volumen de Raúl. Quizá un día puedas extender el tema a la intolerancia de los cubanos. Te aseguro que está más allá de la represión comunista. No te exagero. ¿Tú le has echado con seriedad un paneo a los sitios cubanos de la web y a nuestra blogósfera? Donde la intolerancia no domina, el lugar común campea por su respeto. Bueno, brother, perdona la descarga, pero es que me impulsé. Vamos a ver si este mensaje te llega. Lo que quería era decirte que me había alegrado mucho verte (por lo menos en foto) y comprobar que sigues en el combate. (Ahora parece que soy yo el que está dispuesto a luchar hasta la última gota de tu sangre.) Saluda a tu valiente mujer. Un abrazo.

Norberto.


Nota: “Macho Rico” —como él mismo se hacía llamar en los predios de la revista Cuba Internacional— era una especie de nombre profesional de Reinaldo Escobar. Pero no como periodista sino como una adecuada descripción criolla del “hombre de mundo”, uno que, además, se reconoce como apetecible, para decirlo de alguna manera. De ahí el seudónimo: un macho que está rico. A mediados de los 70 publicaba sus reportajes con su nombre verdadero o como “M. Rico”. Su “valiente mujer” es Yoani Sánchez, la bloguera que en 2008 comenzaba a cimentar su fama internacional. El epigrama (“Tenía razón Norberto Fuentes :/ tú estabas dispuesta a luchar por este amor / hasta la última gota de mi sangre”), al que Reinaldo se refirió en un texto cazado al vuelo en la Internet, es del libro de Raúl Rivero Poesía pública (Ediciones Unión, La Habana, 1983) y retirado posterior y arbitrariamente de otra colección de poemas, Firmado en La Habana (SIBI, Miami, 1996) —en la que Rivero lo había incluido—, por decisión de Nancy Pérez Crespo, propietaria de la editorial de marras. Se desconoce si hubo más poemas censurados por la señora Pérez.